PONTE EN NUESTRAS MANOS Y RECUPÉRATE
Debido a la complejidad que está adquiriendo la fisioterapia, es necesaria adoptar nuevas formas de trabajar, utilizando nuevas técnicas de diagnóstico y tratamiento para recuperar al paciente de la forma más efectiva y en el periodo de tiempo más breve posible.
La fisioterapia invasiva es el conjunto de técnicas en las que se utiliza una aguja sólida para aplicar de manera percutánea agentes físicos, inyectar fármacos o aplicar electricidad y calor en el tejido musculo-esquelético.
La fisioterapia invasiva ha supuesto un cambio de los conceptos clásicos de la fisioterapia, creando una nueva fisioterapia que consigue mejores resultados en las lesiones más habituales en el ámbito laboral y deportivo, como las tendinitis y los desgarros musculares, evitando las cirugías. A diferencia de las técnicas tradicionales, la aguja sirve de proyección de la mano del fisioterapeuta para causar un estímulo local sobre la zona dañada y una respuesta segmentaria asociada, con la ayuda normalmente de una ecografía que permite una mejor efectividad y la seguridad del procedimiento.
A continuación, vamos a ver las diferentes técnicas que componen la fisioterapia invasiva, centrándonos en la punción seca (la más utilizada por su sencillez y buenos resultados), la electrólisis percutánea intratisular (EPI) y neuromodulación.
La neuromodulación percutánea es un método invasivo, efectivo, seguro y prácticamente indoloro. Es una técnica que consiste en la estimulación nerviosa, siendo útil para cualquier lesión del sistema musculo-esquelético. Entre las lesiones y patologías que se suelen tratar con esta técnica están las de columna vertebral, hernias discales y ciáticas. Es ideal para el tratamiento de problemas neuromusculares y contracturas musculares.
Consiste en aplicar una corriente de baja frecuencia cerca del sistema nervioso periférico para incrementar o disminuir la excitabilidad de un grupo de neuronas. El objetivo es estimular y resetear el impulso nervioso para el buen funcionamiento neuromuscular. El tratamiento se realiza ecoguiado para mejorar los resultados.
Lo que se busca con este tratamiento es una disminución del dolor y una mejora en el control neuromotriz. Por lo tanto, da muy buenos resultados en casi cualquier lesión del sistema musculo-esquelético, y compatible con otros tratamientos de la fisioterapia invasiva como la punción seca o la electrólisis percutánea (EPI).
Es una técnica que fue creada por el español Jose Manuel Sánchez Ibáñez en el año 2.000. Esto hace que sea un método muy novedoso, que se utiliza para el tratamiento de las tendinitis, tendinitis crónicas, fibrosis musculares y ligamentosas.
Consiste en aplicar una corriente de alta intensidad sobre el tejido, creando una respuesta inflamatoria local, lo que pone en marcha la fagocitosis y reparación. La técnica, al tener contacto directo sobre la lesión, causa la regeneración del tejido y recuperación en un menor periodo de tiempo y tiene una mayor garantía de éxito en el paciente.
Los efectos que provoca sobre el cuerpo del paciente son: una disminución de citosinas inflamatorias, activación de proteínas regenerativas de los tendones y músculos, un incremento del riego sanguíneo, se restablece del movimiento de los fluidos de la matriz extracelular, disminución de neurotransmisores nociceptivos y del dolor, estimulación de la síntesis de colágeno tipo I, aumento de la presión de oxígeno tisular y un restablecimiento de la homeostasis del tejido blando dañado.
La técnica de la punción seca, también llamada “dry needling”, consiste en introducir una aguja de acupuntura en la zona dañada sin introducir ningún tipo de sustancia, tan solo generando un estímulo mecánico, introduciéndose dentro de las técnicas de fisioterapia invasiva mediante agentes físicos. Se utiliza normalmente para el tratamiento del síndrome de dolor miofascial.
Dentro de la propia técnica de la punción seca podemos clasificar diferentes métodos en función de la profundidad que se introduzca la aguja:
Punción superficial o Técnica de Baldry
Consiste en introducir la aguja de acupuntura en la piel a un nivel subcutáneo, que es la zona que recubre el Punto Gatillo Miofascial (PGM). La aguja se puede introducir a una profundidad máxima de un centímetro y se mantiene durante unos 15 minutos. Durante este periodo se puede manipular y mover, en función del tejido va liberando la tensión. Se recomienda que el tratamiento conste de unas 9 sesiones en días alternos. Si después de acabar la tercera sesión, el paciente sigue sin tener una mejoría, habrá que pasar a un tratamiento con punción más profunda.
Punción profunda
Dentro de este tipo se ditinguen a su vez otras dos:
En la punción profunda, el tratamiento se puede prolongar durante 6 semanas, en la que se recibe una sesión semanal. Si cuando se recibe la tercera sesión, el paciente sigue sin mostrar una mejoría, debemos finalizar el tratamiento.
Hay ciertos casos en los que no está indicado la punción seca para los pacientes. Estás excepciones son:
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